De pronto, un día me encontré frente a mi viejo cómplice; admiraba su vaivén y me hizo sentir que renacía. Le ofrecí estos versos en agradecimiento por aquellos tragos de paz que me obsequiaba mientras se llevaba un cúmulo de pesares.
OHGG, Abril 2018
Un millón de lágrimas derramadas
Cientos de noches en vela
Unas cuantas personas lastimadas
Al rendirse, el corazón se congela
La prisión de un amor no correspondido
La traición de un idealizado ser querido
Desilusión convertida en cadenas
Inexplicables castigos que parecen condenas
Búsqueda de errores sin sentido
Sensación de no haber desmentido
¿Sirve de algo el sufrimiento?
¿Cabe el arrepentimiento?
Después de la reflexión
Mirando en retrospectiva
Viene una premonición
Brindando la perspectiva
Adiós al dolor
Ni pensar en rencor
Por cada dos que ignoran
Hay diez que valoran
Hay camino adelante
Por fin invade la calma
Que te vaya bien, farsante
Te quedas en desechos del alma